Amor a primera vista

En realidad, el aniversario que celebro hoy no empezó hace 25 años, sino hace mucho más tiempo. Desde muy chica descubrí los juegos de palabras, más tarde empecé a escribir poemas con mi madre y pasábamos horas jugando al Scrabble… hasta que decidí comprar mi primer libraco: La Fuerza de las Palabras, de Reader’s Digest, al que se sumaría una nutrida colección de diccionarios que incorporaba varios ejemplares por año y que guardaba como si fueran trofeos olímpicos. Las palabras nunca dejaron de ser mi obsesión, siempre quise desentrañar su significado y ponerlas al servicio de una mejor comunicación.

Palabras en castellano, en inglés, en francés, algunas en árabe, en alemán, portugués, y más tarde vendría el holandés a quedarse para siempre en mi vida.

Las palabras nos cuentan historias, nos conmueven, nos consuelan. Nos traen recuerdos, nos acercan o nos alejan de las personas. Con las palabras se enseña, se hace justicia, se difunde cultura, se negocia y se reza. Pero también se oprime a los pueblos, se crea confusión y se tergiversa la verdad. Con las palabras jugamos, cantamos y hacemos reír. Pero también podemos molestar, criticar y ofender.

Hoy más que nunca, en el mundo automatizado, es vital reforzar la buena comunicación. Si es cierto que una imagen dice más que mil palabras, también es verdad que las palabras, con todos sus matices, entonación y colocación, siempre expresarán más que un emoji.

Las palabras nunca son sólo eso, palabras. Siempre reflejan una intención, una identidad y una cultura determinadas. Traducir un mensaje que está en otro idioma es mucho más que una simple conversión mecánica. Es un viaje por diferentes culturas, la interpretación de un determinado contexto y una elección deliberada del término o la expresión que mejor refleje dicha intención en ese momento. Algunas palabras caen en desuso, otras se ponen de moda o deben crearse para responder a nuevos hábitos o descubrimientos. El lenguaje es algo vivo, rico y dinámico. Por eso mi primer amor ya cumplió con creces sus bodas de plata y va por más.